Envalentonada por su victoria en las urnas, Elisa Carrió, la vaca sagrada de la alianza Cambiemos, se apuró en arrancarse el bozal que oportunamente le había colocado el equipo de campaña, para insistir: “Yo no me arrepiento de lo que digo”, y acusó a los familiares de Santiago Maldonado de “construir un desaparecido”.