Decidieron participar de la peregrinación a la Basílica de Luján (una de las pocas actividades que no estaban prohibidas por los militares) y, para identificarse, una de ellas propuso utilizar un pañal de sus hijos, en ese entonces de tela. El pañal se transformaría, luego, en el pañuelo blanco, ahora símbolo mundial de lucha.