AHORA EL MIEDO LO TIENEN ELLOS.

La Resistencia no lo dice, pero tácita y estratégicamente es una resistencia pacífica.
Paciente.
Ellos abusaron de todas las herramientas de las que dispusieron: el dinero, los jueces, la violencia, los periodistas roedores.
Por Carlos Barragán
8/7/18
Ellos han sido brutales, sádicos, voraces.
Nosotros aguantamos.
La Resistencia no lo dice, pero tácita y estratégicamente es una resistencia pacífica.
Paciente.
Ellos nos han perseguido, nos han empobrecido enfriando nuestras casas, rompiendo nuestras parejas, dejándonos sin asados, con pocas alegrías.
Y nosotros aguantamos, en paz, y también expresándonos: puteándolos fuerte y pidiéndoles que dejen de hacer lo que hacen.
Lo primero es lo menos inútil.
Ellos abusaron de todas las herramientas de las que dispusieron: el dinero, los jueces, la violencia, los periodistas roedores.
Nosotros achicamos los gastos, fuimos presos y nos informamos haciendo malabares.
Tuvieron tanto apoyo de parte del poderoso beneficiado como del cínico miserable.
Los bancó el odio del mediocre y el egoísmo del ignorante.
Los soportó la ilusión del crédulo y el distraído.
No hubo una sola virtud en ellos ni en los que los sostuvieron.
Nosotros anduvimos perdidos, pidiendo ayuda de nuestros representantes que estaban perdidos.
Porque nos parecemos a quienes nos representan.
Y aguantamos la fuerza arrasadora, la fuerza que nos arrasó, nos lastimó, y nos dejó vivos con marcas que son aprendizajes imborrables. Tuvimos mucha bronca y se nos fue pasando.
Ellos tuvieron mucha saña y se fueron gastando las crueldades.
Sus socios ya no les tienen confianza.
Nosotros ya sabemos que son vulnerables.
Aprendimos que toda fuerza es circunstancial, aunque el poder sea permanente.
Escribo y describo en pasado porque son las ocho de la mañana, y desde las cuatro que no puedo dormir.
Creo que mi insomnio es una especie de entusiasmo por saber que ya empezaron a irse. Por saber que ya empezó su final.
Por saber que Macri no se va a ir en helicóptero, pero que después de entregrar el mando se tomará un avión y no va a volver.
No por miedo a un atentado, sino por miedo a que lo escupa un caddy en el campo de golf, o un mozo en Recoleta.
Se están yendo y nos dejan otra vez un futuro incierto.
Un futuro que no será como este presente y eso ya es suficiente para querer festejar.
Aunque pasemos lo que les resta con más golpes y más pobreza.
Veremos más destrucción y más cinismo.
Porque las bestias malheridas se convierten en monstruos rabiosos.
Por miedo.
Porque ahora el miedo lo tienen ellos.