LOS QUE SE INMOLARON

Vimos pasar eneros
con sus calores yermos
y las botas pisando la tierra resquebrada,
Las voces, nuestras voces,
o las voces hermanas
de los que se inmolaron.
Por Edgardo N. Rodríguez del Barrio
Enero 2018
Vimos pasar eneros
con sus calores yermos
y las botas pisando la tierra resquebrada,
resquebrajada y seca, ya sin frutos.
Y la sangre, recorriendo los surcos,
fertilizó las vetas que se abrieron.
La sangre, nuestra sangre,
o las sangres hermanas
de los que se inmolaron.
Fueron muchos…
para alcanzar febreros, quizás marzos
y se vino el otoño.
Nuestro otoño que anticipaba inviernos,
Infiernos tan temidos
que dejaron jirones, promesas y esperanzas.
Clandestina estación
con sus helados ríos, o mares.
Helados por la parca de los vuelos furtivos.
Los gritos desgarrantes
que colmaron los centros asesinos
con su rutina aciaga.
Los gritos, nuestros gritos,
o los gritos hermanos
de los que se inmolaron.
Y llegaron agostos para agostar las vidas.
Pero siempre un agosto es preludio vivace
de aquellas primaveras que traerán los septiembres.
Y siguieron surgiendo las voces militantes
Colmando las paredes, encubriendo canciones,
anticipando triunfos.
Sin dejar ni un espacio para el frio silencio.
Las voces, nuestras voces,
o las voces hermanas
de los que se inmolaron.
Todavía resuenan los ecos de la gesta
con las marciales marchas tocando retirada.
Y volvimos maltrechos, heridos, mutilados,
con madres, con abuelas, con hijos…
y con tantos, …. que fueron incontables.
Y seguimos atentos, alertas, vigilantes,
pero todos marchando con la cabeza en alto
los treinta mil al frente, con sus pasos sonando
para que nunca vuelva el sistema a callarnos.
Los pasos, nuestros pasos
o los pasos heroicos
de los que se inmolaron
Las calles son testigo, las calles son resguardo,
las calles son historia que vive y resucita.
Para que siempre llenas convoquen a diario
a sostener el triunfo, a revivir memorias.
La calle es nuestra casa, la calle nos convoca.
En la calle nos temen los serviles traidores
que inventan los relatos que no serán historia
porque la historia es nuestra
la ganamos con sangre, la ganamos con gloria.
Y siempre volveremos para cantar victoria
Las calles, nuestras calles,
o las calles de gloria
de los que se inmolaron.