SALVADOR MENDIETA ESPERANZA Y FRUSTRACION
Salvador Mendieta figura entre los colosos del pensamiento que genera nuestra América al comenzar el siglo XX.
Gentileza De Andrés Soliz Rada Casilla 7131 La Paz – Bolivia
SALVADOR MENDIETA ESPERANZA Y FRUSTRACION
Por el Prof. Pedro Godoy P.
11 de febrero de 2011.
Managua, Nicaragua – Salvador Mendieta figura entre los colosos del pensamiento que genera nuestra América al comenzar el siglo XX.
Equivale a Manuel Ugarte, Ricardo Rojas, Franz Tamayo, Antonio Caso, Tancredo Pinochet, Francisco A. Encina.
Su meta: integrar América Central.
Disponía de precedentes inmediatos para la brega: Francisco Morazán y Justo Rufino Barrios, en el XIX, se baten por la Federación.
Con ello aspiran a superar el cantonalismo manifestado en cinco minirrepúblicas explotadas por oligarquías nativas y manipuladas por los imperialismos.
Mendieta nace en 1879. Fallece en 1958.
Igual que Bolívar ara en el mar y siembra sobre el asfalto.
Escribe obras capitales .
Entre ellas destaca "La enfermedad de Centroamérica". Son tres tomos.
Uno cubre la sintomatología, el otro el diagnóstico y el tercero la terapia.
El morbo es el desmenuzamiento del macropaís que Juan José Arévalo denomina "Istmania".
Abogado y periodista -con la estrategia empleada al comienzo por Haya de la Torre- funda el Partido Unionista Centroamericano PUCA con seccionales en cada Estado.
Estima el camino político como el adecuado.
Rechaza adscribirse a ideologías europeas y también esquiva la vía insurreccional ensayada por Sandino.
La revolución sandinista triunfante en 1978 ignora el legado de Mendieta.
El centroamericanismo no figura como bandera del nuevo régimen.
Algo peor: en la Nicaragua de hoy -con Ortega en el gobierno- el ideólogo cuya vida y obra se comenta, es un ilustre desconocido.
Es este un motivo más para meditar en cómo en nuestra América -salvo excepciones- se vive de espalda a figuras criollas de estatura, desdeñándose su discurrir.
En reemplazo se mira y admira lo foráneo.
Es el porfiado eurocentrismo que impera en las Universidades.
Por lo anotado es urgente una guerra cultural de rescate de lo propio.