CHE BANDONEON

Era una voz encarnada a un bandoneón, se desangraba al interpretar y lo transfiguraba la transfusión por ósmosis del instrumento. Me gustaba verla en Café Homero, o el Bar Olimpo
CHE BANDONEON
EL NEGRO DEL FUEYE BLANCO
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EL NEGRO DEL FUEYE BLANCO
Por Bosquín Ortega
NAC&POP
o2/06/2010
Era una voz encarnada a un bandoneón.
Se desangraba al interpretar y lo transfiguraba la transfusión por ósmosis del instrumento.
Podía ser un cantor, un actor y un decidor, al servicio, siempre, de letra y música, virtud de un artista dotado y donado a su oficio.
Conquistaba el escenario a cuero propio, y a la manera del protagonista de la tragedia -el hombre que combate desde la vida a la muerte- agonizaba y regresaba convencido de su destino.
Lo suyo era una misa en escena, presidida por su fueye blanco, de fulgor eucarístico: Rubén Juárez, moría para nacer en el misterio del tango ritual. Así brilló, entre nosotros, invicto en su gloria.
Nos queda su apostura gardeliana de juventud y su contextura troileana de madurez.
En efecto, subió de peso para filmar una película sobre Aníbal Troilo, frustrada por la desidia (con lo nuestro) de los productores argentinos.
No pudo volver a su piné de galán latino, pero habitó su morada excedida con la ternura y el humor de un Pichuco auténtico.
Y con su genio heredado, por cierto.
El fraseo, genoma de su estilo -flor súbita entre los dedos – tenía la filigrana ensimismada y melancólica del buda porteño, resuelta en un irse o regresarse (Doble A adentro) hasta el hueso del alma donde palpita la infancia del paraíso.
Un frasear simultáneo entre cordajes y falanges, entre cadencia y partitura, entre metáfora y melodía.
Alumbraba una criatura que respiraba y jadeaba en el parto de una vida que se canta y cuenta en un siglo de dos por cuatro.
Lúcida herida que abría la música en el mar de su desvelo, respiración cifrada en una caja –catedral de sonidos-donde pájaros oficiantes rapsodian la vigilia de la porteñidad.
Verlo tocar era un trance de sangre en vilo.
Semejante a una catarsis a dos manos y un corazón: yema y cuerda, el dúo de un absoluto, llamado tango.
BO/
N&P: El Correo-e del autor es Bosquín Ortega bosquinortega@live.com.ar
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POR FIN TE VEO EN TN
Por Ignacio Copani
NAC&POP
02/06/2010
Querido Ruben.
Qué bueno verte en la televisión.
Se ve que los que antes TN gaban, ahora TN cesitan para llenar unos minutos de su miserable programación.
A mi me gustaba más, verte en el Café Homero o en el Bar Olimpo, junto a los que nunca te olvidaremos.
Esperame que ahí voy… Esperame acariciando o acogotando al fuelle…
Pero esperame sentado, que no tengo ningún apuro para ir a hacerte ¨la segunda¨, ni para ser destacado por estos hipócritas que no ponían un tema tuyo ni en el informe meteorológico.
Te voy a extrañar, Negro…. tanto que capaz que hincho por tu Academia algún domingo.
Ellos no.
Al fin estás al lado de Pichuco…
No lo cargues con las últimas noticias de River que a lo mejor se embronca y te perdés de hacer el dúo que siempre soñaste.
Un beso, gordo.
Ignacio Copani.
www.copani.com.ar