ESTAR INTERNADO EN UN INSTITUTO DE MENORES
Odiar a los chicos que tienen, saber en lo profundo de su alma que nunca lo quisieron ni nunca lo van a querer, desear volver a la panza de mamá, desear no haber nacido. ESTAR INTERNADO EN UN INSTITUTO DE MENORES ES: – Tener acceso al desmembramiento familiar.– Tener acceso a la segregación familiar y social.– Tener acceso a la desesperanza parental.– A las desavenencias afectivas.– Ser blanco de violencia física y psicológica por sus pares y representantes institucionales.– Tener acceso a la violencia contra los demás.– Tener acceso a la depresión, a la enfermedad, a la locura, a la ignorancia, a la desprotección, a la violación física y psíquica.– Tener frío, quedarse con hambre, orinarse de miedo.– Desear abrazos, caricias, ternura, amor, juguetes.– Desear ropa de particular y calzado como los chicos de “afuera”– Llenarse de vergüenza y culpa ante la mirada de los “grandes”.– Bajar la mirada. – Esperar el golpe.– Desear tener un hogar como los de “afuera”.– Desear tener mamá y papá como los chicos de “afuera”.– Compartir promiscuidad.– Perder su casa, su barrio, su escuela, sus amigos.– Esperar todos los fines de semana una visita o una salida.– Esperar todos los días un llamado telefónico que justifique las ausencias familiares.– Esperar en cada cara, en cada sonrisa, en cada mirada a alguien que podría quererlo.– Perder contacto con sus hermanos y primos.– Convivir con el temor de no salir nunca más.– Convivir con el temor a la fuga y sus consecuencias.– Ser discriminado y agredido y por la estatura, el color de piel y posición social por parte de los adultos cuidadores.– Odiar a los chicos que tienen.– Odiarse a sí mismo por no tener.– Convencerse a sí mismo de que está encerrado para recibir y por siempre obtener su justo merecido por su maldad interior.– Desear morir por lo que vive, por lo que ve, por lo que escucha, por que las noches y los días se alargan y se sufre.– Saber en lo profundo de su alma que nunca lo quisieron ni nunca lo van a querer.– Desear volver a la panza de mamá.– Desear no haber nacido. Ana María Dubaniewiczanamadu1@yahoo.com.ar