POEMA A SUSANA VALLE
A pocos dias de la desaparición de Susana Valle, amiga y compañera, militante comprometida contra las dictaduras, hija del General peronista Juan Jose Valle, Alfredo Carlino le dedica un poema..
A SUSANA VALLE
(amiga y compañera de lucha)
Por Alfredo Carlino
(poeta y militante)
En las costumbres del hábito
sus admirados gestos
tan inciertos.
Aún conserva esa mirada de antaño.
Levanta, desde el asombro,
gotas de rocío,
tréboles de cuatro hojas,
frescura combatiente.
Avellaneda,
nuestra bella ciudad,
asoma sin descargo
su destino de iras.
Todo lo va reflejando
en la confluencia del ideal,
las banderas,
nuestra causa,
en la pluralidad de lo idéntico.
Plenitud de saberse leal.
Hubo sueños,
edades en la que confluían ardores
y el delirio febril
que solamente la lucha expresa
en el florecimiento utópico
de la noche interminable.
Susana Valle ¡ la compañera!
lleva un nombre
de reminiscencias perdurables.
No es una más,
es la hija del general mártir,
tomó desde la sangre
sus banderas,
que son las del pueblo.
Juntos, remarcamos el aroma de la infamia.
Susana llego joven y esbelta
tenía ojos de belleza inusitada,
pero no ha disfrutado,
la maledicencia de la picana
aún le duele.
Susana tiene pechos rosados,
tumultuosos
sin disfrute.
Porque –a pesar del tiempo-
la siguieron persiguiendo.
Susana ostenta la lucidez,
tiene cintura intensa,
sin goce.
Sus hijos, mellizos,
yacen en los pechos de la historia,
moribundos, para siempre,
en la lenta agonía de la tortura.
Susana es bella,
le resalta su encanto femenino.
De nada le ha servido,
aunque la arboleda ciudadana
la ilumine,
en el verdor de los encuentros.
Caminábamos en el fervor popular,
los secretos de la tarde clandestina.
Susana, esta, imperturbable
nos sigue mirando con su garbo
y aún sonríe
con suspiros, apenas expresados.
Aletea la tarde,
encimada de mariposas.
Susana prosigue combatiendo,
en la despedida,
apenas compartida.
La lucha es la idea
el requerimiento del soñar.
Detrás, llegan los hijos,
los nietos
y prosigue la memoria
que ayer escribimos con sangre.
Susana sigue sonriendo
en cada esquina del combate.
Es hija, nada menos,
del general del pueblo,
la había dotado de atributos esenciales.
De su padre mártir
tomo su pureza y su fusil
¡Salud Compañera, hermana
en la nueva vida!
¡Salud, en un vino eterno!
Los fusiles populares están
aunque no se vean,
y vendrá la noche a florecerlos.
¡Salud Compañera!
Hondo perfume de lo popular,
eternamente nuestra.